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18 de SeptiembreEsteban Guerrieri

"No me arrepiento de este amor"

Esteban Guerrieri revela sus sentimientos cuando representa al país en el exterior.

Por Esteban Guerrieri

Su emotivo triunfo en Indianápolis este año.

Mi campaña en el exterior siempre fue una constante lucha tanto en lo económico como en lo anímico. Pero no sirve de nada ponerse en el rol de víctima, porque al contrario, estoy agradecido de ser el protagonista de esta historia, de mi historia que la volvería a elegir si volviera a nacer. Cada día le estoy agradecido a Dios de haberme dado la oportunidad de esta vida, pudiendo hacer lo que me gusta y correr al más alto nivel mundial. Cada piedra en el camino lo tomo como un desafío para auto superarme y seguir para adelante. De ahí creo que sale esa fuerza interior y motivación.

Claro que debajo del auto tuve muchos momentos difíciles, cosas que viví absolutamente solo y no había un amigo con quien hablar o un padre al quien escuchar. Por ejemplo, había carreras donde las cosas iban mal y después volvía a mi casa y era como que comenzaba otra carrera para ganarle a la angustia y desazón. Después fui entendiendo que era un proceso que llevaba unos días hasta que uno vuelve a estar con pilas. Es cierto que todo eso tuve que vivirlo en soledad, y sumándole que me tenía que hacer todas las tareas del hogar y otras cuestiones de la vida diaria, haciendo que las cosas sean mucho más difíciles. Creo que esa soledad hizo que se me endurecieran un poco los sentimientos.

A todo también dolieron muchas cosas que pasaron en mi vida, como el fallecimiento de mi papá (Daniel) en 2005 fue un antes y un después para mí y mi familia. Mi viejo fue el inventor número de mi historia. Siempre estaba pensando en optar por el mejor camino para mi carrera y aconsejándome con objetividad y franqueza en todo. Después estuvo el apoyo incondicional de mis hermanos mayores (Agustín y Daniela), los cuales nunca objetaron que el dinero familiar se volcara mayormente en mí para correr en karting o en la Fórmula Renault. También, la más grande que es mi mamá (Esther), una luchadora de la vida y de quien adquirí desde chiquito los valores y la educación que me permitieron llegar donde estoy hoy. Ella es un ejemplo a la perseverancia.

En este largo camino internacional le tengo que agradecer a mi amigo Luciano Crespi, que siempre estuvo a mi lado y conoce mi experiencia porque él también la vivió. Por Lucho pude seguir corriendo en 2002 en Europa, en un momento muy difícil de la Argentina. También a Julio Gutiérrez (manager), a quien siempre le estaré agradecido no solo por el gran esfuerzo económico, sino por brindarme tanto de su tiempo y yo poder aprender mucho de su experiencia.

Desde el primer día que corrí en Europa me puse la camiseta Argentina y siento que represento a mi país. Pero claro, a medida que vas creciendo y escalando categorías, la gente te conoce más y se entusiasma mucho con tus logros. Es algo muy especial poder sentir el apoyo de fanáticos que le gusta el automovilismo. Pero también de gente que capaz no le interesa tanto, pero sí se enorgullece al ver un argentino logrando un éxito deportivo a nivel mundial.

En cada victoria en el exterior explotan mis emociones. Valoro ese momento porque conozco bien todo lo que cuesta llegar ahí. Lo disfruto el doble acordándome de esas personas que están realmente a mi lado y sé que en ese momento están sintiendo una enorme felicidad, tanto o más que uno. Más allá de eso la verdad es que nunca lloré arriba del auto. Lo que pasa es que la adrenalina y concentración es tal, que aún cuando termina la carrera uno sigue con ese ritmo y cuesta bajarlo. Quizás después veo los videos de algunas buenas carreras que hice y realmente me emociono, no hasta el punto de llorar, pero me vuelven a aflorar los sentimientos que vivía en esos momentos de carrera y se me pone la piel de gallina. Por eso, todas las veces que volví al país y luego debí retornar al exterior, siempre armé la valija convencido que el objetivo de seguir para adelante era el camino correcto y así lo hice. Hoy no me arrepiento de este amor que es representar a mi país en el exterior.

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