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Era necesario contar con el testimonio de su creador. Aquél que producto de su pasión siempre descolló con sus obras que aún hoy siguen siendo importantes en el automovilismo argentino. En este caso se trata un auto poco conocido, pero cuyo potencial podría haber hecho estragos en el Turismo Carretera. Por algo no lo dejaron correr...

En el mismo lugar donde se encuentra el Ratón Escandaloso, otra joya de Oreste Berta acompaña ese museo único en General Pacheco, donde estas joyas se encuentran celosamente guardadas. Se trata de una Rambler Cross Country 660 con motor Tornado a la que el genio de Alta Gracia le preparó su motor y le puso una trompa de Liebre, aquellas máquinas que durante 1967 aplastaron en la popular categoría, temporada en la que Eduardo Copello se consagró campeón.

Los autos de IKA para la competición eran preparados por Berta y otro grosso de la técnica de nuestro país: Heriberto Pronello. Pero Oreste decidió meter mano en esta Rural y él mismo se encargó de plasmar la demostración empírica. El Cazador buscó e investigó al respecto para Gran Premioweb y se consiguió que el propio Oreste cuente la historia.

“Yo mismo la probé en una tiradita en ruta. No recuerdo con exactitud, pero la Rambler fue ligeramente más rápida que las Liebres”, afirma el exitoso preparador, a quien no le gusta que le digan Mago.

“Luego el auto no fue homologado por la ACTC por la superioridad demostrada. Pero bueno, pasó tanto tiempo y hoy me encuentro trabajando con ellos con el desarrollo de sus motores”, comenta Oreste.

“Como no pudimos usar la Rambler para correr, nos sirvió como vehículo de auxilio mecánico, muy rápido por cierto. Por aquellos años esta clase de autos de IKA que estaban preparados, los usaba yo o los que también integraban nuestro grupo de trabajo”, recuerda Berta.

Aquellos tiempos de finales de los años sesenta y principios de los setenta fue una etapa caracterizada por una fiebre de creación y desarrollo en el automovilismo argentino. No solo en el aspecto deportivo, sino también en las terminales. 

Tras su uso deportivo el auto se perdió, como tantos otros. Pero siempre están los amantes de estas joyas incomparables que lograron recuperarlas. Su estado no es el mejor, pero como las otras máquinas de Berta, ésta también viajará en un tiempo a Alta Gracia para formar parte del museo que Brian Berta le está armando a su padre, muy merecido por cierto.

Esta “edición especial” de la IKA Rambler-Tornado by Berta, también pertenece a los mismos dueños del Ratón Escandaloso, quienes tienen otras joyas únicas. La fotografía de El Cazador estaba. Faltaba lo más importante que era el testimonio del gran Oreste, el constructor de autos de carrera más grande que tiene la Argentina.

Apareció el Ratón Escandaloso