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El karting representa para un piloto su primera experiencia real con la adrenalina y velocidad. Es la base. Esa escuela necesaria para el comienzo de la carrera de cualquier chico en el automovilismo. Esteban Guerrieri es un fiel exponente kartista y el domingo ganó por segunda vez el Master de Pilotos, en Puerto Madero, repitiendo su éxito de 2008 acontecido en San Isidro.

El porteño se subió a un kart a los ocho años y con apenas 11 ya fue campeón Metropolitano en 100 cm3. Ello cuatro años antes de coronarse campeón en la Fórmula Renault y plasmar un récord (muy difícil de batir) de ser el piloto más joven en la historia en conseguirlo.

Por eso el de Mataderos analizó las sensaciones que le entrega un kart, como el define, “mi primer amor”. Esteban asegura que “el karting es lo primero que recibe un chico en su ‘disco duro’. La sensación inicial de un auto de carrera. Yo lo tengo tan incorporado que no me afectó subirme después de seis meses. Me sale todo muy natural”.

“En el karting todo ocurre a una velocidad mayor que en un auto de carrera, ya que las referencias de frenado y de curva son con un límite menor para el error. Todo ocurre más rápido que en un coche, sea monoposto o auto con techo. El kart te demanda mucha mayor exigencia de concentración”, agregó.

Cabe recordar que Esteban dio cátedra arriba y abajo del karting. En su campaña internacional llegó a entrenar a pequeños en Inglaterra, tal como ocurrió en los primeros meses de 2009 cuando fue instructor en el equipo Ultimate Motorsport. 

Guerrieri también explicó por qué el karting debe seguir siendo el puntapié para un chico que se inicia, más allá de la proliferación de los simuladores. “El simulador es interesante porque te puede dar un aprendizaje respecto de ciertas pistas en particular, pero todo de forma virtual. Por eso la experiencia es más importante en el karting ya que se pone en práctica la realidad del manejo”, concluyó.

Hace 20 años Esteban Guerrieri tuvo su primer contacto con un karting. Su pasión por la especialidad sigue intacta. Es que el primer amor es muy difícil de olvidar.