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Conflictos políticos
En este contexto deportivo hay que sumarle carencias institucionales. La actividad está fraccionada con dos entes que la rigen, el ACA y la ACTC, y dos televisoras cuyos intereses dividen aguas. Tampoco hay consenso de los diversos dirigentes. En junio Peón reconoció que la actividad estaba perdiendo interés. Dijo que iba a llamar a Mazzacane para aunar esfuerzos, algo que no prosperó. A su vez el mandamás del STC 2000 no tiene una buena relación con su par del TN, Hugo Paoletti.

Los presupuestos
Mientras tanto los “precios cuidados” siguen sin llegar. En esta temporada el costo operativo por fecha para pelear el campeonato de TC osciló los 300.000 pesos. El STC 2000 exigió 250.000 para estar presente por carrera. El TR V6 le demandó a un piloto 180.000 pesos por cita. El TN, 150.000 la Clase 3, y 100.000, la Clase 2.

El automovilismo no está exento a la inflación. Tampoco de las consecuencias de una recesión que golpea fuerte, cuya perspectiva se agudizaría en 2015 con un 30 por ciento de aumento. Habrá que ver cómo continúan las terminales en el STC 2000, donde Renault confirmó su continuidad a pesar de posible recorte presupuestario que afectaría a su participación en la Fórmula Renault 2.0 y su equipo en la Clase 3 de TN.

Lo que faltaba, el Autódromo
Por si todo esto fuera poco, el peor momento en la historia del Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez. El Coliseo porteño sufrió un hecho inédito en sus 62 años que fue la clausura por falta de obras solicitadas por el GCBA, en los 200 Kilómetros del STC 2000. La medida se levantó, pero en un evento que buscaba sumar público, no hizo más que alejar a aquellos que por primera vez acudían a ver una carrera de autos. Habrá que ver si prospera el proyecto de ley del Pro para hacerse cargo del Autódromo y reacondicionarlo…

Tiempos de crisis