Polémica interna
El Midas le negó a Agustín Canapino el doblete en el Chaco. Tuvo que ceder el triunfo a su compañero, Martín Ponte, ahora también candidato al título.
En el autódromo Yaco Guarnieri, sede de la novena fecha, Canapino había hecho todo bien. Primero consiguió la pole positions y luego ganó la primera carrera tras una gran lucha con Facundo Ardusso. En la segunda competencia, el quíntuple campeón partió décimo y, como siempre, comenzó su avance. Capturó la punta y faltaba solo una vuelta para que el Titán abrochara un merecido doblete. Pero recibió la orden del dueño de su equipo, Sergio Raffaeli, para que se dejara pasar y que ganase su compañero, Martín Ponte, quien aún no había vencido en el año, requisito excluyente para ser campeón.
Canapino la aceptó, Ponte ganó y ese objetivo cumplido para su escuadra puede ser el puntapié inicial de un gran problema…
Si bien el arrecifeño lidera la Etapa Final, es un muy probable que él y Ponte sean dos de los cinco que llegarán con chances a la penúltima fecha en Junín. ¿Qué pasará si ellos también integran el trío que definirá en la última fecha? Tal vez ese interrogante se lo planteó por un segundo Raffaeli luego de que Agustín cedió ante Ponte. La cara de poco convencimiento del team-manager lo decía todo. Es como si hubiese tomado consciencia de que si bien su estructura suma otro potencial postulante, afecta también al máximo referente de la categoría, hoy en sus filas, como Canapino.
“Sergio (Raffaeli) me dio una orden y tuve que obedecerla. Está todo bien…”, dijo Canapino con cara de pocos amigos. “Mi equipo y Agustín (Canapino) me dieron la chance de pelear por el campeonato. Lo conozco a Agustín y sé que no debe estar contento con lo que pasó”, reconoció Ponte, cuyo rostro distaba de ser el de alguien que había ganado. En tanto que Raffaeli explicó que “fue una sensación difícil. Le sugerimos a Agustín que lo deje pasar a Martín (Ponte). No me pone feliz, pero él pensó en su equipo y en el compañerismo. Seguramente le llevará un tiempo de proceso…”
Panorama contradictorio para una escuadra que consiguió un 1-2, manda en la Etapa Final, pero no tuvo el contexto para poder celebrarlo.
Canapino dejó este año el Sportteam donde, salvo sus chispazos con el recordado Guido Falaschi, siempre fue el niño mimado y corrió con el caballo del comisario. Ahora las reglas cambiaron y tiene un enemigo íntimo en la lucha por el título.
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