GranPremioWeb.com

El hambre de gloria en los deportistas de primer nivel puede ser insaciable. Más en los número uno. Es el caso de Fernando Alonso que luego de no tener buenos autos en sus últimos años de Fórmula 1, intentó medirse en las 500 Millas de Indianápolis (en su debut llegó a liderar la carrera), fue campeón en el Mundial de Endurance y hasta probó suerte en el Dakar, donde en la última edición resultó 13º en la clasificación general y 6º en su clase. Es el último romántico del automovilismo grande a nivel mundial. Por esta y otras razones el español volverá a la Máxima en 2021, otra vez de la mano de Renault, equipo con el que logró su bicampeonato en 2005 y 2006.

Los deportistas de elite, aquellos acostumbrados al alto rendimiento, requieren de los desafíos como el aire para respirar. La falta de competitividad en esta frustrada remake de la asociación McLaren-Honda en la F-1 dejó a Alonso con el entusiasmo por el piso y sin expectativas ante los nuevos inconvenientes mostrados por el motor japonés.

En esta etapa el asturiano necesitó renovarse. Por eso se abrió a otras categorías y especialidades. Incluso llegó a elegir las Indy 500 de 2017 en lugar del Gran Premio de Mónaco, la carrera más emblemática de la F-1. Es cierto que en 2019 no llegó a largar la tradicional competencia estadounidense cuando el equipo del argentino Ricardo Juncos lo dejó afuera.

Pero fue poco tiempo antes de empezar a agarrarle la mano a las carreras de larga duración y en sport prototipos, donde plasmó el título en el WEC de la mano de Toyota Gazoo Racing en la temporada 2018-2019. También venció en dos oportunidades en las 24 Horas de Le Mans en 2018 y 2019. Y en IMSA, con un Cadillac, se impuso en las 24 Horas de Daytona 2019.

En sus intentos en Indy 500, WEC o en el Dakar, Nano fue consciente que tuvo mucho para perder. No conocía esos autos ni tuvo experiencia en óvalos o en terrenos de rally raid. Pero todas esas “contras” no lo intimidaron, todo lo contrario. Lo retroalimentaron porque se puso a prueba en un ámbito sin experiencia, pero en el que dio todo para pelear adelante.

Para los número 1, esas figuras enormes del deporte, el capitalizar una meta y hacer historia representa mucho más de lo que cualquier otro mortal puede imaginarse. Siendo exigente y buscando ser competitivo desde el vamos, el asturiano fue por la gloria en Indianápolis, donde es muy posible que vuelva, para convertirse en el sexto campeón de F-1 ganador en las Indy 500 (selecto grupo que hasta ahora integran Jim Clark, Graham Hill, Emerson Fittipaldi, Mario Andretti y Jacques Villeneuve).

“El caso de Alonso es uno entre miles en España. Alguna vez uno diferente tenía que aparecer. Ojalá me equivoque, pero quién sabe cuándo nuestro país vuelva a tener otro igual”, le reconoció a CORSA, Adrián Campos, cuyo equipo corre en diversas categorías. Además fue manager de Nano y por eso lo conoce mucho.

España renovó sus ilusiones en la F-1 con Carlos Sainz, quien correrá para Ferrari en 2021. Pero tal vez los fierreros españoles nunca vuelvan a tener un talento al volante como Alonso, cuyo fuego sagrado lo lleva a jugársela en un cometido muy difícil. Iniciará una nueva etapa en la Máxima con 39 años cuando arranque la temporada y durante la misma cumplirá sus 40 (nació el 29 de julio de 1981).

Por último a esta altura de su carrera lo económico no es todo. Cobraría menos que de lo que hoy percibe en el Rombo el australiano Daniel Ricciardo, unos 20.000.000 de euros por temporada. El sueldo anual de Alonso rondaría los 10.000.000 a 12.000.000 dos que firmó con Renault en la F-1.  

¿Cómo le irá a Fernando Alonso en 2021? ¿Retorna porque sabe que Renault será competitivo? El tiempo lo dirá. Cuando no tuvo con qué pelear en la F-1, apostó a las 500 Millas de Indianápolis. Lo mismo con el WEC y luego con el Dakar. Demostró que necesitó renovar su espíritu deportivo. Dejó en claro su pasta de campeón y su hambre de gloria están intactos. Y ahora va por más.